Pasear por esta estrecha calle traslada al pasado marinero con sus antiguas casas estrechas que se fueron transformando en casas más altas y de colores.

Esta tradicional calle transcurre en paralelo al paseo marítimo peatonal pero antes de su construcción la primera línea de casas daban directamente a las rocas del puerto. La planta baja de estas casas marineras estaban destinadas a las labores de la pesca.

Las casas marineras se comenzaron a pintar para frenar el salitre del mar empleando la pintura de la embarcación. Según los más románticos estaban pintadas de colores vivos para que los marineros reconociesen su casa cuando llegaban a tierra.

El nombre de la calle viene porque en A Guarda había jornaleros del mar, es decir, malteses, que eran los hombres marineros sin barco propio y que trabajan para otros.